Doce años de rodaje para hacer ‘Boyhood (Momentos de una vida)’, la película que se estrenó anoche en Madrid. Estuvimos allí y te lo contamos todo. Fotos: Nosolocurro
“Boyhood’ es un prodigioso retrato sobre la infancia y la adolescencia. Al igual que lo hacía en su trilogía de la pareja (‘Antes del amanecer’, ‘Antes del atardecer’ y ‘Antes del anochecer‘), Linklater capta de manera conmovedora el paso del tiempo y lo hace con tremendo realismo, pero al mismo tiempo cargado de emoción y épica. Una obra maestra”, opina Sergio Zamora, cinéfilo sin remedio y uno de los invitados del preestreno que DYP y Universal organizaron anoche en la Cineteca del Matadero, una prèmiere en la que no faltó de nada: hubo preparty (cervecitas y puesta al día entre famosos), luego todos al cine como niños buenos y luego afterparty en la Cantina con cena incluida y una luna tan grande, tan inmensa, como para que la actriz Ana Fernández me dijera mirando hacia el cielo: “Hazle una foto a la luna, tienes que hacer una foto a la luna…”. “Lo intentaré, pero la luna en las fotos siempre pierde misterio…”, respondí.
Teníamos mucha hambre porque nadie había cenado y la película dura dos horas y media por lo menos, lo cual no es mucho, teniendo en cuenta que han sido doce años para rodar esta historia diferente, doce años en la vida de un niño que también es diferente, porque Mason (Ellar Coltrane), el protagonista, es un chico guapo, rubio, con unos ojos azules que no le caben en la cara y serio, sensible, un muchacho que no se parece a los demás porque él no dice lo que piensa ni tampoco se atreve a decir lo que siente, que es mucho, muchísimo, como podrá comprobar el lector que se anime a ir a ver esta película preciosa en la que no suceden grandes cosas pero en la que hay muchos momentos verdaderamente mágicos, algunos protagonizados por el niño y por ese padre irresistible, Ethan Hawke, como cuando los dos se bañan en un pantano cualquiera, y se ríen, y juegan, o cuando el niño se da cuenta que su madre, su querida mamá, está tan confundida, tan asustada y tan triste como él, o cuando ya es casi un hombre y conduce un coche por una carretera completamente vacía, desierta, y suena una canción preciosa, la más bonita de todas las canciones de una banda sonora digna de premio, Hero, de Family of the Year.
Entonces apareció Elena Anaya con una amiga, sin maquillar, escurridiza y más guapa que nunca, y luego un camarero rubio, alto, moreno, de Navarra, con una bandeja llena de hamburguesitas en la mano. “Deja de hacer fotos y coge una hamburguesita tú también, hombre…”, dijo el joven, que no podía creer lo que veía: famosos y no tan famosos hacían desaparecer las hamburguesitas en cuestión de un minuto, tal vez dos, puede que tres. Teníamos tanta hambre…
“Yo hubiera preferido que rodara tres películas, las tres con los mismos actores, pero tres historias diferentes”, dijo el actor Ángel Caballero, y a su lado, su amiga la actriz Montse Pla, añadió: “Pues a mí me ha gustado mucho”. Opiniones para todos los gustos mientras en la cocina del Matadero preparaban más hamburguesitas, muchas más, y mientras la luna seguía inmensa arriba, en el cielo del Matadero, sin inmutarse ante nuestras pequeñas historias.
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